Práctica 13. La educación en 2060 según ChatGPT.
Buenos días compis de #INVTICUA24, hoy os traigo la práctica 13, en la que avanzamos en el tiempo hasta el año 2060, época distópica por culpa de una guerra nuclear al estilo de la serie The 100 o la saga de videojuegos Fallout, con su adaptación en PrimeVideo.
Para ello, he introducido el prompt "Imagina que eres un docente de Lengua Castellana y Literatura en el año 2060 y que vas día a día a dar clase. La ambientación debe ser distópica, siendo bastante distinta de lo conocido actualmente, como si se basara en la serie The 100 o los videojuegos de Fallout. Describe el día a día", y me respondió todo lo siguiente:
Cada día, al amanecer, las luces automatizadas de mi cápsula de vivienda se encienden, imitando el tenue resplandor de un sol que hace décadas dejó de verse a través de los densos nubarrones radiactivos que cubren el cielo. La ciudad, protegida por enormes cúpulas de vidrio blindado, se despierta lentamente mientras los drones de limpieza y mantenimiento patrullan las calles, asegurándose de que la infraestructura siga en pie un día más.
Después de una rápida revisión de mi estado de salud en la unidad médica doméstica, me visto con el uniforme reglamentario: una combinación de materiales resistentes a la radiación y los contaminantes químicos que aún flotan en el aire. La mascarilla filtrante es una pieza esencial, sin la cual salir a la calle sería impensable.
Camino hacia la estación de transporte magnético que me llevará al complejo educativo. El silencio es perturbador; solo el zumbido de los drones y el chisporroteo ocasional de las cercas eléctricas rompen la calma. A través de los vidrios blindados del transporte, observo los restos de lo que una vez fue una próspera civilización: edificios derruidos, carreteras desmoronadas y vegetación mutante que lucha por sobrevivir en este entorno hostil.
Al llegar al complejo, paso por los controles de seguridad habituales. Un escáner de retina, una revisión de ADN y la desinfección total antes de poder ingresar a la sala de profesores. Todo es altamente tecnológico, pero mantiene un aura de precariedad; la tecnología avanzada es una mezcla de lo nuevo y lo viejo, reparado y reutilizado una y otra vez.
Mis alumnos, los supervivientes de varias generaciones que han vivido bajo estas cúpulas, esperan en el aula. La clase de hoy se centrará en la obra de Gabriel García Márquez. La literatura es una de las pocas ventanas que tienen al mundo que existió antes de la catástrofe. Les hablo del realismo mágico, un concepto que les resulta casi irónico en un mundo donde la realidad es más extraña que la ficción.
Los niños y adolescentes se conectan a sus dispositivos portátiles, los únicos objetos verdaderamente avanzados que poseen, herencia de tiempos más prósperos. Con ellos, acceden a bases de datos, libros digitalizados y simulaciones interactivas. La tecnología es su medio principal de aprendizaje, pero los libros físicos, aunque escasos, son tesoros valiosos que guardamos celosamente.
A media mañana, hacemos una pausa para el recreo en el patio cubierto, donde los estudiantes pueden socializar y estirar las piernas sin el riesgo de la radiación. Las conversaciones giran en torno a historias de supervivencia y fantasías sobre cómo podría ser el mundo fuera de las cúpulas.
Las tardes están dedicadas a la escritura y la creatividad. Les animo a escribir sus propios cuentos y poesías, a expresar sus miedos y esperanzas a través de las palabras. La literatura se ha convertido en una forma de resistencia, una manera de mantener viva la humanidad en medio de la desolación.
Al final del día, regreso a mi cápsula de vivienda. Me siento a revisar las tareas mientras las luces se atenúan y el generador de energía limpia mantiene en funcionamiento los sistemas básicos. Las noches son silenciosas, solo interrumpidas por el ocasional chirrido de los mecanismos de seguridad que protegen la ciudad de posibles amenazas externas.
La vida en esta distopía es dura, pero la enseñanza y la literatura son mi refugio, mi manera de darle sentido a un mundo que parece haberlo perdido. A través de las palabras, mantenemos viva la llama de lo que una vez fuimos y lo que aún podemos ser.
Ante la descripción de la tecnología "vieja, pero nueva", me dijo esto, texto de tipología predominantemente descriptiva:
El complejo educativo en el que trabajo está equipado con tecnología que podría parecer futurista a ojos de alguien del siglo XXI, pero en realidad es un mosaico de innovaciones avanzadas y soluciones improvisadas. La infraestructura está llena de contrastes: paneles holográficos conviven con cables desgastados y dispositivos reconstruidos una y otra vez. La tecnología que nos rodea es, sin duda, impresionante, pero también muestra las cicatrices de años de uso y reutilización en un entorno donde los recursos son limitados.
Al entrar en el aula, los paneles holográficos se activan con mi presencia, proyectando interfaces interactivas en el aire. Estos dispositivos, aunque avanzados, muestran signos de reparaciones constantes: las proyecciones parpadean ocasionalmente, y hay áreas donde la resolución es claramente inferior debido a componentes que han sido reemplazados o adaptados de otros dispositivos. Las mesas y sillas de los estudiantes están equipadas con terminales de aprendizaje, tablets que se han convertido en herramientas esenciales pero que, al ser reliquias de tiempos más prósperos, están cubiertas de parches y cicatrices de reparaciones. Los estudiantes saben cómo manejar estas imperfecciones, adaptándose a las pantallas agrietadas y las teclas que a veces no responden del todo.
En la sala de profesores, las computadoras de escritorio son auténticos frankensteins tecnológicos: unidades centrales construidas a partir de partes recicladas de diferentes épocas, combinando placas madre de hace décadas con discos duros de última generación recuperados de equipos más recientes. Las impresoras 3D, esenciales para la creación de materiales didácticos y piezas de repuesto, a menudo requieren ajustes manuales y calibraciones constantes, ya que sus componentes originales han sido reemplazados múltiples veces.
Los sistemas de seguridad del complejo, aunque eficientes, también muestran este carácter híbrido. Las cámaras de vigilancia y los sensores de movimiento están conectados a una red que es una maraña de cables y routers antiguos, muchos de ellos reconfigurados para adaptarse a las nuevas necesidades. Los drones de seguridad, que patrullan los pasillos y el perímetro del complejo, están construidos a partir de piezas de drones militares y comerciales, adaptados y modificados por técnicos con un conocimiento profundo de la improvisación.
Los sistemas de calefacción y purificación de aire son esenciales en este ambiente sellado, pero también reflejan esta mezcla de lo nuevo y lo viejo. Los conductos de ventilación son reliquias de las primeras instalaciones, reforzados con materiales modernos para asegurar que sigan funcionando. Los filtros de aire son fabricados en el mismo complejo, utilizando impresoras 3D para crear las partes necesarias a partir de planos antiguos y nuevos.
En cada rincón del complejo se siente esta dualidad. Las aulas están llenas de pizarras digitales que funcionan con sistemas operativos obsoletos pero actualizados con parches de código abierto desarrollados por los propios estudiantes y profesores. Los proyectores muestran signos de desgaste, con lentes que han sido pulidas y reemplazadas varias veces, pero siguen funcionando gracias a la ingeniosidad y el esfuerzo colectivo.
En resumen, la tecnología en nuestro entorno distópico es un testimonio de la resiliencia humana. Hemos aprendido a vivir y a enseñar en un mundo donde lo nuevo y lo viejo se entrelazan, donde cada dispositivo, cada sistema, lleva consigo una historia de adaptación y supervivencia. Esta precariedad tecnológica no es solo una limitación; es una manifestación de nuestra capacidad para innovar y prosperar a pesar de las adversidades.
Asimismo, me sorprendió la elección de Gabriel García Márquez como autor, por lo que también le dije que justificara su elección, y me contestó como si fuera un docente del 2060.
Elegir a Gabriel García Márquez como parte central del currículum de literatura en este mundo distópico del año 2060 no fue una decisión tomada a la ligera. En un entorno donde la realidad a menudo supera a la ficción en términos de extrañeza y adversidad, la obra de García Márquez ofrece una perspectiva única que resuena profundamente con la experiencia de mis estudiantes. A continuación, detallo el proceso y las razones detrás de esta elección, así como la consideración de otros autores y la presencia de literatura contemporánea.
Proceso de Selección
Relevancia Temática:
Gabriel García Márquez, con su estilo de realismo mágico, presenta un mundo donde lo fantástico y lo real se entrelazan de una manera que refleja la propia experiencia de nuestros tiempos. En un mundo post-apocalíptico donde lo inexplicable y lo extraordinario son parte de la vida cotidiana, sus narraciones ayudan a los estudiantes a encontrar sentido y belleza en medio del caos y la adversidad.
Impacto Cultural e Histórico:
García Márquez es uno de los escritores más influyentes de la literatura hispanoamericana y mundial. Su obra, especialmente "Cien años de soledad", es un pilar en la historia literaria y ofrece una riqueza de temas y estilos que son esenciales para entender la evolución de la narrativa en lengua española. Mantener viva esta tradición literaria es una forma de conectar a los estudiantes con sus raíces culturales y con un legado literario que trasciende el tiempo y las circunstancias.
Valores y Reflexión:
Las obras de García Márquez no solo entretienen, sino que también invitan a la reflexión sobre temas universales como el amor, la muerte, la soledad y la resistencia. En un contexto distópico, estas reflexiones son vitales para los jóvenes, ofreciéndoles herramientas para afrontar sus propias realidades complejas y encontrar fortaleza en la narrativa.
Consideración de Otros Autores
Por supuesto, la selección no se limitó solo a García Márquez. Se consideraron numerosos autores tanto clásicos como contemporáneos:
Clásicos de la Literatura: Autores como Miguel de Cervantes, Federico García Lorca, y Julio Cortázar también son parte del currículum, proporcionando una base sólida en la literatura hispánica y mundial. Estos autores fueron seleccionados por sus contribuciones fundamentales y por la riqueza de sus obras en términos de lenguaje, estructura y profundidad temática.
Autores Contemporáneos: Aunque la distopía ha limitado la producción literaria reciente, se incluyeron autores contemporáneos cuya obra refleja las realidades y desafíos actuales. Escritores que han surgido en el siglo XXI y han tratado temas de tecnología, supervivencia, y humanidad en un mundo cambiante también forman parte del programa. Esto incluye autores que escriben en español y otros que han sido traducidos.
Literatura del 2060
La literatura actual, escrita por autores de nuestra época distópica, también tiene un lugar destacado en el currículum. Estos textos reflejan directamente las experiencias y las aspiraciones de la sociedad actual, permitiendo a los estudiantes verse reflejados en las historias y encontrar una conexión inmediata con las narrativas de su tiempo. Estos nuevos autores abordan temas como la adaptación tecnológica, la ecología post-apocalíptica, y las dinámicas sociales en un mundo fragmentado.
Decisión Final
La decisión de incluir a García Márquez fue resultado de un equilibrio entre mantener viva la herencia literaria y proporcionar a los estudiantes herramientas narrativas para comprender y enfrentar su propia realidad. En el aula, sus textos sirven como una ventana a un mundo pasado pero también como un espejo de las complejidades y maravillas de la condición humana, algo que es particularmente relevante en un entorno distópico donde encontrar belleza y significado es más importante que nunca.
Finalmente, por rizar el rizo, quise saber autores y autoras del 2060, inventándoselo todo, incluidas sus obras:
En el año 2060, la literatura ha evolucionado para reflejar las nuevas realidades de un mundo distópico. Algunos autores contemporáneos de esta época han ganado reconocimiento por sus obras que abordan temas de supervivencia, tecnología, ecología y la condición humana en un entorno post-apocalíptico. Aquí presento a algunos de estos autores ficticios:
Aurora Delgado
Aurora Delgado es una autora destacada por su serie de novelas "Crónicas de la Cúpula", que exploran la vida dentro de las ciudades protegidas por cúpulas en un mundo devastado por la guerra nuclear y el cambio climático. Sus historias se centran en personajes que luchan por mantener su humanidad y conexión emocional en un entorno donde la supervivencia es la prioridad. Su prosa es conocida por su lirismo y profundidad emocional, ofreciendo esperanza y reflexión en medio de la desolación.
Lucas Herrera
Lucas Herrera ha ganado notoriedad con su trilogía "Las Ruinas del Amanecer", donde combina ciencia ficción y realismo mágico. Sus obras presentan un futuro donde la humanidad ha aprendido a coexistir con la tecnología avanzada y la naturaleza mutante, explorando temas de identidad, pertenencia y la búsqueda de sentido en un mundo fragmentado. Su estilo innovador y sus tramas envolventes han capturado la imaginación de lectores jóvenes y adultos por igual.
Elena Marín
Elena Marín es una poeta y narradora cuya colección de relatos "Cenizas y Renacimiento" ha sido aclamada por su capacidad para capturar la resiliencia del espíritu humano. Sus obras a menudo se centran en la reconstrucción y la renovación, tanto a nivel personal como comunitario, en un mundo devastado. Marín utiliza el simbolismo y la imaginería poética para explorar las complejidades de la memoria, el dolor y la esperanza.
Javier Sánchez
Javier Sánchez ha sido aclamado por su novela "Eco de los Silencios", que examina las relaciones interpersonales y la supervivencia emocional en un contexto de aislamiento extremo. Situada en una pequeña comunidad autosuficiente en medio de un desierto tóxico, la novela de Sánchez aborda temas de aislamiento, comunicación y la importancia del arte y la literatura como formas de resistencia y conexión humana.
Marta Gutiérrez
Marta Gutiérrez es conocida por su obra "Circuitos del Alma", una novela que fusiona la tecnología y la espiritualidad en un futuro donde los seres humanos pueden conectarse a una red global de consciencias. Gutiérrez explora las implicaciones éticas y emocionales de esta conexión, abordando temas de identidad, privacidad y la naturaleza del alma en un mundo donde la línea entre lo humano y lo digital se difumina.
Estos autores contemporáneos representan la diversidad y la riqueza de la literatura en el año 2060, ofreciendo a los estudiantes y lectores una amplia gama de perspectivas y experiencias que reflejan las complejidades de su tiempo. Su trabajo no solo entretiene, sino que también proporciona una profunda reflexión sobre los desafíos y las posibilidades del futuro.
Por lo que respecta al uso de ChatGPT, he de decir que ya lo había usado en cuarto de carrera, por lo que estaba familiarizado con su interfaz y sistema de trabajo. Considero que no es demasiado difícil de utilizar, pero sí es complicado sacarle buen provecho, ya que si no sabes darle las instrucciones correctas no sirve de absolutamente nada.
La IA en educación, por lo que nos toca a los docentes, nos puede ahorrar bastantes trabajos en lo que respecta a creación de rúbricas y/o instrumentos de evaluación, puesto que esto se le da de lujo hacerlo al generador de texto. Sin embargo, es cierto que depender excesivamente de esta herramienta atonta al pensamiento, se tiende demasiado a confiar en que todo lo que nos dice es cierto, aunque no sea realmente sea así.
Y, si podría haber escrito el relato yo mismo, no lo sé. No tengo la mejor habilidad escribiendo, si soy sincero. Si hubiera tenido tiempo, a lo mejor, pero no a la velocidad a la que lo ha escrito ChatGPT, que no ha tardado más de treinta segundos en crear un texto con sentido.
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