Práctica 13. La Educación en 2050
¡Hola! Por fin, hoy ponemos a prueba a nuestro queridísimo ChatGPT. Le he pedido que contara un relato sobre la educación en 2050 desde el punto de vista de Lorenzo Gelardo, un profesor de Literatura anclado en la desfasada LOMLOE. A sus 50 años, se muestra reacio a los avances educativos y tecnológicos de los últimos 25 años.
En primer lugar, os comparto el hilo que he creado en X (Twitter) con todo el proceso que he llevado a cabo para que la IA creara el texto final teniendo en cuenta los prompts correspondientes:
🧵 HILO | De cara a la práctica 13 de #INVTICUA24, he acudido (de nuevo) a ChatGPT para pedirle que me creara un relato sobre a educación en 2050. 🤖
— Lorenzo Gelardo Davó (@Lorenzogd2024) May 29, 2024
Por supuesto, aquí tenéis la entrada en el blog: https://t.co/JpmD8dLGQ3 pic.twitter.com/s6n1qZcUTk
RELATO FINAL:
Por supuesto, aquí tienes el relato narrado en pasado como unas memorias:
Me llamo Lorenzo Gelardo y en el año 2050 me encontraba sentado en mi escritorio, en el aula de Literatura de la escuela donde enseñé durante los últimos veinte años. Las paredes estaban adornadas con reproducciones de antiguos cuadros y las estanterías rebosaban de libros polvorientos, reliquias de una era pasada que yo, a mis 50 años, me resistía a abandonar. Me consideraba un hombre de costumbres firmes y creencias arraigadas, un vestigio de la educación del siglo XXI.
A mis espaldas, los estudiantes entraban al aula con sus dispositivos holográficos y gafas de realidad aumentada, listos para sumergirse en mundos virtuales y clases interactivas. Yo, por mi parte, seguía escribiendo con tiza en una pizarra verde y entregando apuntes en papel reciclado. Creía firmemente que la mejor manera de aprender era mediante la lectura directa y el análisis crítico, sin intermediarios tecnológicos.
Un día, mientras me preparaba para una clase sobre Cervantes, noté a un grupo de estudiantes discutiendo animadamente sobre la última simulación literaria en 3D que habían experimentado en otra asignatura. Sus gafas de realidad aumentada brillaban con la última actualización, y no pude evitar fruncir el ceño ante tanto alboroto.
—Lorenzo, ¿podemos usar la simulación de realidad aumentada para esta clase? Hay un programa increíble que nos permite vivir las aventuras de Don Quijote y Sancho Panza en primera persona —me preguntó una estudiante, con entusiasmo en los ojos.
Sus palabras me hicieron suspirar. Sabía que tales herramientas podían ser útiles, pero temía que la dependencia de la tecnología pudiera erosionar las habilidades críticas y la imaginación de los jóvenes. Sin embargo, también comprendía que debía adaptarme, al menos un poco, para no perder completamente la conexión con mis estudiantes.
—Está bien —cedí finalmente—, usaremos la simulación, pero también quiero que escriban un ensayo comparando su experiencia virtual con la lectura del texto original. Quiero ver si la tecnología les ha permitido captar mejor la esencia de los personajes y la profundidad de la obra.
Los estudiantes asintieron con entusiasmo y, en un instante, activaron sus dispositivos. La clase se transformó en un paisaje manchego del siglo XVII, con molinos de viento girando lentamente en el horizonte. Observé con una mezcla de resignación y curiosidad cómo mis alumnos se sumergían en el mundo de Cervantes de una manera que yo nunca había imaginado posible.
Al final de la clase, cuando los estudiantes se fueron, me quedé solo en el aula, reflexionando. Aunque seguía prefiriendo el papel y la tinta, comencé a entender que, quizás, la tecnología no era mi enemiga, sino una herramienta poderosa que, usada correctamente, podía enriquecer la enseñanza. Aun así, me prometí a mí mismo no dejar de lado los valores que siempre había defendido: el pensamiento crítico, la lectura profunda y el amor por las palabras impresas.
Quizás, después de todo, había espacio para un equilibrio entre lo viejo y lo nuevo en la educación del futuro.
A. ¿Conoces la herramienta de ChatGPT? ¿Qué opinas del uso de la IA en Educación?
La aplicación la conocía desde antes de cursar la asignatura, pero no ha sido hasta este año cuando la empleado para elaborar contenidos relacionados con la didáctica de la Lengua y la Literatura.
Bajo mi punto de vista, en los centros educativos se debe educar en el buen uso de la IA, en lugar de prohibir su uso, pues si nosotoros, como futuros docentes, la empleamos para mejorar nuestras clases, los alumnos también merecen que se les eduque para emplear, de manera responsable, estas herramientas, incidiendo en cuestiones fundamentalmente éticas.
B. ¿Ha sido difícil su uso? Comenta si te ha ayudado o te ha dificultado el trabajo.
Tras la realización de la práctica, realmente asombra la facilidad y la precisión con la que ChatGPT genera los relatos, pues la facilidad de su uso reside en la calidad de los prompts que empleas.
C. El relato que has obtenido ¿es similar al que tú hubieras escrito?
Más o menos el relato que ha redactado ChatGPT comparte la idea que tenía en mente en el momento en que empleé el prompt, pero me hubiera costado bastante acercarme a los detalles que la IA ha incorporado en el relato.
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