Práctica 13. La educación en 2124. ChatGPT
A continuación, os presento un relato que ha creado ChatGPT acerca de la educación en el año 2124. Para ello, le he dado una serie de datos para que lo escribiese. De este modo, le he dado los siguientes prompts:
"Me gustaría que escribieses un relato distópico sobre la educación en el año 2124. En este sentido, quiero que los estudiantes sean unos analfabetos funcionales que no saben leer ni entender nada. Todo es un caos. El gobierno los controla como quiere. Son unos mindundi. El protagonista es un lerdo. Pero hay un amigo suyo que parece darse cuenta de que la educación no funciona adecuadamente y muestra signos de rebelión"
Luego, como quería añadir un dato más que consideraba importante para el relato. Le he dicho lo siguiente:
"Añade que la causa de este analfabetismo funcional se debe precisamente al uso constante de las TIC, a las cuales no se les ha dado ningún uso didáctico, sino todo lo contrario"
Ahora, os dejo el resultado final. Espero que lo disfrutéis:
Año 2124: El Ocaso del Conocimiento
En el año 2124, la educación había colapsado en un espectáculo distópico de analfabetismo funcional. Los estudiantes, incapaces de leer o comprender conceptos básicos, deambulaban por los centros educativos como sombras sin propósito. Las escuelas eran poco más que almacenes de seres humanos, y el gobierno aprovechaba esta ignorancia generalizada para controlar a la población con facilidad. En este mundo de caos y mediocridad, la esperanza parecía haber sido erradicada, pero en un rincón de esta oscura realidad, una chispa de rebelión comenzaba a encenderse.
Los Protagonistas
Lucas, un joven de 18 años, era el epítome del fracaso educativo de su tiempo. Como muchos de sus compañeros, no podía leer ni escribir más allá de su propio nombre. Pasaba sus días en la escuela observando pantallas que parpadeaban con imágenes sin sentido y realizando tareas repetitivas que no requerían pensamiento crítico. La constante exposición a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), usadas de manera superficial y sin propósito didáctico, había erosionado sus capacidades cognitivas y su habilidad para aprender. Era un lerdo, un mindundi en un mar de ignorancia, completamente ajeno a la profundidad del vacío intelectual que le rodeaba.
Sin embargo, en la misma escuela, existía alguien diferente. Javier, un chico de la misma edad, comenzaba a cuestionar la realidad que les rodeaba. Mientras sus compañeros aceptaban su destino sin resistencia, Javier observaba, escuchaba y, sobre todo, pensaba. Había algo en su mirada que sugería una comprensión más allá de la norma, una inquietud que no podía ser sofocada.
El Despertar
Un día, mientras Lucas y Javier deambulaban por los pasillos de la escuela, Javier decidió hablar.
—Lucas, ¿alguna vez te has preguntado por qué no sabemos leer? —preguntó Javier en voz baja, asegurándose de que nadie más pudiera oírle.
Lucas lo miró con sorpresa y un poco de confusión.
—¿Leer? ¿Para qué sirve eso? —respondió Lucas, rascándose la cabeza.
Javier suspiró. Sabía que la tarea de despertar a Lucas no sería fácil.
—Hace mucho tiempo, la gente solía leer para aprender cosas, para entender el mundo. Nos están manteniendo en la oscuridad, Lucas. No quieren que sepamos nada, así pueden controlarnos. Las pantallas que miramos todo el día nos muestran cosas sin sentido, solo para mantenernos ocupados y distraídos.
Lucas parpadeó, procesando las palabras de su amigo con dificultad.
—¿Controlarnos? Pero, ¿quiénes? ¿Y por qué?
—El gobierno. Nos quieren dóciles, incapaces de cuestionar nada. Pero tenemos que luchar contra esto. Tenemos que aprender, aunque sea por nuestra cuenta.
La Rebelión
En las semanas siguientes, Javier comenzó a compartir sus escasos conocimientos con Lucas. Le mostró antiguos libros que había encontrado escondidos en las ruinas de una biblioteca abandonada. Al principio, Lucas se sentía abrumado por la cantidad de símbolos incomprensibles en las páginas amarillentas, pero poco a poco, con la paciencia y la guía de Javier, empezó a reconocer letras y formar palabras.
Un día, mientras estaban escondidos en un rincón de la escuela, Javier le mostró a Lucas un viejo manual de historia.
—Mira esto, Lucas. Aquí dice que las personas solían tener derechos, podían elegir a sus líderes y expresar sus opiniones libremente. Esto es lo que nos han quitado.
Lucas, ahora capaz de leer algunas frases, se sintió inundado de una mezcla de indignación y esperanza.
—¿Podemos recuperar eso, Javier? ¿Podemos ser libres?
Javier asintió con determinación.
—Sí, Lucas. Pero primero tenemos que despertar a los demás.
El Comienzo del Cambio
A medida que pasaban los días, Lucas y Javier comenzaron a reclutar a otros estudiantes, enseñándoles a leer y escribir en secreto. La semilla de la rebelión comenzó a germinar en la mente de aquellos que, al igual que Lucas, habían sido considerados mindundis. Empezaron a cuestionar, a pensar por sí mismos, y lentamente, la chispa de la educación se convirtió en una llama de resistencia.
El gobierno, siempre vigilante, pronto notó cambios en el comportamiento de los estudiantes, pero ya era demasiado tarde. La rebelión intelectual había comenzado, y con ella, la esperanza de un futuro donde el conocimiento y la libertad pudieran ser recuperados.
En el año 2124, en medio del caos y la opresión, un grupo de jóvenes analfabetos funcionales empezaba a encontrar su voz, liderados por dos amigos que se negaron a aceptar la oscuridad como su destino. La lucha por la educación y la libertad apenas comenzaba, y con ella, el renacimiento de una sociedad que se había olvidado de pensar.
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